De los tres “revolucionarios independentistas”, el que sobrevivió era un policía encubierto, que había sido reclutado como informante de la policía desde su escuela superior, cuando era menor de edad, para infiltrarse en grupos de juventud independentistas, desde la escuela Gabriela Mistral en Puerto Nuevo. El actual director del FBI en Puerto Rico, Luis F. Fraticelli, también estudió en esa época en la misma escuela de Alejandro González Malavé.
En las famosas vistas televisadas del Senado, presididas por Miguel Hernández Agosto, donde se investigaron las muertes de Carlos Soto Arriví y de Arnaldo Dario Rosario, salió a la luz pública la verdad, que los policías allí presentes no actuaron en defensa propia sino que los habían asesinado. Los supuestos “terroristas” no tenían ni tan siquiera explosivos para volar el lugar y se habían rendido ante la policía antes de ser golpeados y asesinados.
El “líder” de esta organización “terrorista” de izquierda, resultó ser Alejandro González Malavé. Es decir, el mismo gobierno, bajo la Policía de Puerto Rico, llevó uno de sus cuadros a unirse a independentistas, no como un encubierto cuyo rol primordial era observar acciones criminales, sino como un ORGANIZADOR de acciones en contra de la ciudadanía, para arrastrar a esos independentistas a cometer ataques disparatados y luego justificar toda una infraestructura de persecución contra TODO el independentismo… Esta táctica de persecución política llevaba el espacio del terrorismo a las organizaciones gubernamentales para avalar a su vez un régimen de terrorismo de derechas.
Pero, esa investigación senatorial no sólo puso sobre el tapete público los asuntos de los asesinatos, sino toda una estrategia mediática de preparación publicitaria previo a los hechos, donde algunos medios se prestaron para divulgar informaciones falsas acerca de los planes que tenían supuestos grupos de izquierda en contra del gobierno. Dicho operativo mediático aún continuó después de esclarecidos parte de los hechos, cuando El Vocero, bajo la dirección de Miguel Roca, inicia una serie de reportajes para lavarle la cara a Carlos Romero Barceló, quien fungía como gobernador de Puerto Rico en la época de los asesinatos y les había dicho a los policías que participaron en el asesinato que eran unos “héroes”.
Para esto, Roca reunió un equipo de “investigación” que lo componía el duo del exagente de investigaciones de la Policía, Richard Nazario, y la reportera Maggie Bobb, sin antes asegurarse de contar con los servicios de peritos del ejército de USA y del FBI:
Miguel Roca se puso en contacto con Robert Brisantine, expoligrafista jefe del Ejército de Estados Unidos, a quien se atribuye el esclarecimiento del misterio de la masacre de My Lai, en la guerra de Vietnam. Roca contactó además a un segundo poligrafista, Richard Rackleff, exconsultor del FBI, para contrastar los resultados del primer examen realizado a los entrevistados.
El lavado de cara en la década de los 1990 fue tal, que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) le otorgó a ese reportaje sobre el Cerro Maravilla, el premio The Miami Herald “Periodismo en Profundidad” a la investigación realizada por Maggie Bobb y Miguel Roca. Jamás el fango periodístico había tenido tanta profundidad…
Pero, esto parecería parte del pasado, a no ser que recordemos al actual administración Fortuño y su Secretario de Justicia, Antonio M. Sagardía De Jesús, y el famoso “memo” que escribió uno de sus subalternos, el Director de Asuntos de lo Criminal del Departamento de Justicia, Obdulio Meléndez Ramos, para confrontar a los “manifestantes” que protesten por los miles de despidos de empleados públicos.
Pero, aún hay más, en unas destempladas expresiones de Sagardía, el secretario de ¿justicia?, en unas vistas senatoriales, le replicó a un senador de la oposición, Luis Vega Ramos:
Lo que haga el bufete Aldarondo & López Brás no es problema suyo, es problema mío…
Es decir, en unas vistas de PRESUPUESTO, los senadores NO pueden preguntarle al secretario en cuestión acerca de las contrataciones de bufetes de abogados.
¿No se supone que Sagardía tenga un personal asignado a su oficina DE EMPLEADOS PÚBLICOS para darle asesorías…? ¿Por qué toda una secretaría de justicia necesita contratar como asesores a unos abogados “PRIVADOS” cuando YA tiene abogados en esa empresa PÚBLICA…? ¿Será que existen asuntos que el Estado quiera encubrir a través de los archivos de las empresas “PRIVADAS” que no están cubiertas por los fines PÚBLICOS, y que a la larga TIENEN que exponerse a la luz del pueblo por ser “PÚBLICOS”…?
Pero, esto no se queda aquí… Ahora, aparece baleado el Capitolio y se presenta como un acto de agresión al cuerpo legislativo…
¿Dirán ahora que esto es parte de grupos sindicales que están molestos con el gobierno…? ¿O dirán que las políticas de despidos de empleados públicos provocan lo que el Departamento de Justicia ya había previsto en el memo que criminalizaba a los manifestantes en contra de dichos despidos…? Casualmente, la oficina baleada fue la de un legislador que trabajó antes para otro legislador: Héctor Martínez, el legislador, que estuvo relacionado a la inclusión de un narcotraficante en unas vistas oculares a las cárceles de Puerto Rico.
Estos hechos, aunque parezcan aislados, son parte de un libreto viejo… Para muestra con un botón basta, y miren lo que dijo Obama:
…y ahora Obama reculó, y tal parece que como “demócrata” se comporta como “republicano”. Igual hacía Aníbal Acevedo Vilá, presidente del PPD, en asuntos como el IVU y la Ley de Incentivos Industriales, que a la hora de la verdad era tan PNP como Roselló. Claro, en la oposición ofrecen villas y castillos, pero cuando se clavan en el poder…
A la hora de la verdad, la COLONIA es la COLONIA y el IMPERIO es el IMPERIO…
Mi preocupación es la siguiente: Si en aquella época Alejandro González Malavé fungió como un “líder revolucionario”, y sólo era un agitador al servicio del Estado, ¿cuántas personas que han fungido como “líderes”, incluyendo en los sindicatos, han llevado a sus organizaciones a la quiebra moral y organizativa, para encerrar a sus miembros en un entrampamiento…? En estos momentos me invade la desconfianza…
Sé que algunos pensarán que me invade la “paranoia de las izquierdas”, que ven un agente encubierto en cada esquina y una conspiración hasta en una parada de guaguas… Pero, que alguien le emprenda a tiros al Capitolio, después que un secretario de justicia malcriado avala un memo para procesar criminalmente a los manifestantes que protesten por los despidos, esto me hace prender la luz amarilla del semáforo…