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jueves, 23 de septiembre de 2010

El Grito de Lares: Pedagogía de Juan Mari Brás y Pedro Albizu Campos


Hoy se celebra el Grito de Lares. Presentamos dos discursos, uno escrito por Juan Mari Brás, y otro dicho por Pedro Albizu Campos.

Tomamos el de Mari Brás del libro “El independentismo en Puerto Rico” de las páginas 33 – 57, de la Editorial CEPA, publicado en Claridad y, en nuestro caso, de la Red Betances.

A continuación el fragmento del ensayo de Mari Brás:

El Grito de Lares está muy vapuleado por los historiadores de antes y de ahora. Los que lo han interpretado desde la perspectiva idealista; los que han pretendido empezar a interpretarlo desde la perspectiva materialista, y ni hablar de la interpretación que hace Pérez Moris, que le llama la algarada de Lares y pinta con unas acentuaciones bien vulgares a los revolucionarios de Lares.

Se esperaba que fuera así y sobre todo cuando interpretaron aquel acontecimiento desde la perspectiva de los españoles. Ésa es la perspectiva desde entonces del imperio colonial vigente aquí.

El problema lo tenemos en la contemporaneidad con los primeros tanteos que se están haciendo para el análisis histórico en Puerto Rico desde la perspectiva del materialismo histórico. Indudablemente se están haciendo contribuciones valiosas a la historiografía y a la interpretación histórica por jóvenes estudiosos de las distintas disciplinas, que ya impregnados del marxismo y del método materialista y dialéctico, empiezan a hurgar esos procesos desde una óptica diferente. Pero no basta con la buena fe de aplicar el materialismo histórico. No basta tampoco con creerse uno que tiene el dominio de lo que es ese método científico de interpretar los acontecimientos históricos. A veces se pueden cometer equivocaciones garrafales por no vigilar el detalle importante en el análisis.

Y éste es el caso, digamos de una persona, supongo que norteamericano, no lo conozco, que escribió un ensayo sobre Lares, y que lo ha publicado Ediciones Huracán, en un libro que se titula: Inmigración y clases sociales en el Puerto Rico del siglo XIX. El trabajo se llama Hacia el Grito de Lares: Café, Estratificación Social y Conflicto de Clases desde 1828-1868 en Puerto Rico.

Indudablemente es un trabajo serio en cuanto a la búsqueda de datos. Esta persona ha tenido que hacer grandes esfuerzos, es obvio, para examinar, escudriñar los archivos históricos municipales de Lares, finca por finca, propietario por propietario, censo por censo., Da unos datos y unas tablas sobre la composición de la población lareña en todo ese período, muy importantes para conocer la estratificación social de aquella comunidad.

Pero, no es un análisis materialista histórico, por unas razones que quisiera se consideren en ánimo de hurgar en la cientificidad o falacia de la tesis que plantea el estudio citado.

El Grito de Lares no se puede interpretar desde la perspectiva materialista como un fenómeno lareño. El Grito ocurrió en Lares pero fue un movimiento que se generó y desarrolló en todo el oeste de Puerto Rico.

Como cuestión de hecho, de los que integraban las huestes que llegaron a Lares en la madrugada del 23 de septiembre, la mayor parte, cuantitativamente, no era de los barrios aledaños al pueblo de Lares. La mayor parte era de los que venían de Mayagüez, los que venían de los distintos pueblos del oeste de Puerto Rico, de las juntas de Capá Prieto y de las otras juntas que integraban el movimiento revolucionario.

Al establecer la premisa de que las condiciones que determinan el Grito son aquéllas prevalecientes en dicha municipalidad, se está incurriendo en un error garrafal, que permitió al escritor llegar a una conclusión, de hecho, muy equivocada. Por eso, al final, en la conclusión de su ensayo, dice lo siguiente:


“Existe evidencia de la influencia que en los líderes de la revolución ejercieron la ideología y las corrientes políticas que emanaban de otras partes. No obstante, fueron las condiciones locales las que determinaron la disposición de la población de Lares hacia el enfoque revolucionario. Las causas principales de la revolución fueron de alcance local, no nacional. Los hombres que empezaron su marcha en la finca de Manuel Rojas, en el Barrio Pezuela, sabían exactamente por qué querían eliminar el colonialismo español de la Isla. Para ellos ¡Viva Puerto Rico Libre! significaba arrebatarles a los comerciantes peninsulares el control de la economía cafetalera de exportación en la Cordillera Central.”


El autor se despista cuando señala como fenómeno simplemente municipal que el comercio estaba en manos de los españoles. Ése no era un fenómeno particular de Lares, ésa fue la debilidad extrema de la burguesía agraria decimonónica de Puerto Rico, que no tenía dominio del comercio ni de las finanzas. Por tanto, el proceso productivo no estaba bajo su hegemonía y esa contradicción entre el dominio del comercio y la participación del grupo de los agricultores criollos que se desarrolló por aquellos días del siglo XIX fue ciertamente un importante factor precipitante del Grito de Lares.

Las mismas cifras que da este autor como pruebas son las que indican el carácter del movimiento general que se dio y que convergió en el Grito de Lares.

Pero no se puede explicar un fenómeno histórico de una manera tan esquemática, lineal y simple como pretende este autor diciendo, “hay ocho latifundistas en los barrios de Lares, el mayor de los cuales era Manuel Rojas”, o diciendo, “él tenía quinientos y pico de cuerdas”, o “hay dieciséis medianos agricultores”, o “hay cuarenta y tantos pequeños agricultores”, y entonces hay unos comerciantes en el pueblo de Lares que son corsos, canarios y españoles que controlan el comercio. Estos “latifundistas”, dice él, encabezados por el venezolano Manuel Rojas, están en conflicto con esos peninsulares que están en el pueblo y por eso consiguen que todos los jornaleros se unan con ellos para ir al asalto de los almacenes de estos comerciantes que están en el pueblo de Lares, y quedarse con el poder.

A eso no puede reducirse la interpretación materialista de un hecho que la realidad indica que le dio impulso, que desencadenó un proceso histórico a escala nacional en nuestro país. Esta persona no puede aportar un solo argumento que explique porque si ése era un movimiento tan menguado en sus alcances, en su objetivo, en su meta, ¿por qué, entonces, logró movilizar a la gran masa de los jornaleros y de los agregados y de los peones de todo aquel litoral en el ejército que asaltó a Lares en la madrugada del 23 septiembre? ¿Por qué se dio como asonada del Grito de Lares una declaración de gran afirmación progresista que empezaba por rechazar el régimen de los jornaleros establecido por el gobierno español?

Indudablemente e independientemente de la situación particular que motivara individualmente a alguno de los generales y de los dirigentes de la revolución de Lares, vista en su conjunto, que es como el materialismo histórico plantea que se visualice la historia, y en la concatenación de esos hechos relacionados con los otros, que eso es lo que es la historia, el Grito de Lares representa un proceso de gran avanzada, de gran progresión.

Lógicamente en nuestro país, el haber abolido el régimen de los jornaleros en sí, le da la envergadura de progreso social que representó el Grito de Lares. Eso es lo que es inconcebible que no vean los que quieren hacer análisis desde la perspectiva marxista en este siglo, sobre aquella jornada del siglo XIX.

El régimen de los jornaleros era aquél mediante el cual se obligaba a todo puertorriqueño que no fuera propietario o profesional a inscribirse como un jornalero y a llevar una libreta que le amarraba su vida al historial que se reflejaba en esa libreta, que era indudablemente una especie de esclavitud impuesta a los que no tenían ni profesión ni propiedad, que era la inmensa mayoría de la población.

En el Grito de Lares, como uno de sus primeros decretos al proclamarse la República en ese pueblo, se anula ese régimen de la libreta, se anula la esclavitud y se anula la semi-esclavitud. No pudo haber una posición más avanzada en aquel momento en Puerto Rico que la que adoptaron los revolucionarios de Lares al proclamar la República en 1868. Es una revolución mucho más progresista en su contenido social, que la revolución de Yara que se dio unos días después, el 10 de octubre, en Yara, Cuba. Esa revolución, iniciada por los latifundistas cubanos del momento, criollos hacendados de Camagüey y Oriente, mereció el elogio de Fidel, al conmemorarse el siglo de Yara, en 1968. El comandante en jefe de la primera revolución socialista en el hemisferio americano, dijo entonces, refiriéndose a los revolucionarios de la Demajagua, que iniciaron la gesta de Yara, y la Guerra de los Diez Años, bajo la dirección de Carlos Manuel de Céspedes: “Si nosotros hubiéramos vivido entonces, habríamos sido como ellos: si ellos vivieran ahora, serían como nosotros”.

Ahora, muchos más podría afirmarse eso que dijo Fidel sobre Carlos Manuel de Céspedes y los que iniciaron la Guerra de los Diez Años de Independencia de Cuba en el ’68; mucho más puede decirse de los de Lares con mucha más razón porque ciertamente Lares representó unas ideas mucho más avanzadas que las de los que proclamaron la independencia en Cuba unos días después.

Fue Albizu Campos quien rescató la celebración de este evento de liberación y por esto también incluímos su voz para los que nunca tuvimos la oportunidad de escucharlo en persona.


miércoles, 21 de julio de 2010

La agenda contra el sentimiento de afirmación de la nacionalidad puertorriqueña como parte del ataque a los XXI Juegos Centroamericanos y del Caribe.

El asesino Dr. Cornelius P. Rhoads se presenta en Time como un héroe de la investigación del cáncer


En mi anterior reflexión dije:

…el gobierno del PNP ha planteado, desde que se asumió la sede de los XXI Juegos Centroamericanos y del Caribe, que NO CREE EN ESOS JUEGOS. ¿Alguien duda hasta ahora que el movimiento olímpico puertorriqueño es un muro de contensión para lograr un sentimiento estadista o de asimilación a la Metrópoli…?


El sentimiento nacionalista de los puertorriqueños se combate desde la Metrópoli, reclutando en la COLONIA a puertorriqueños que hacen el trabajo sucio de atacar a los que afirman la Nación Puertorriqueña. A los puertorriqueños que asumen ese ataque se les llama “pitiyanquis”, que se refiere a los “pequeños yanquis”, los que imitan a los que ejercen el poder de la Metrópoli, de la forma más baja… Uno de los personajes más emblemáticos de el odio a los puertorriqueños es el que dijera las siguientes palabras:

Los puertorriqueños son sin duda la raza de hombres más sucia, haragana, degenerada y ladrona que haya habitado este planeta. Uno se enferma de tener que habitar la misma isla que ellos. Son peores que los italianos. Lo que la isla necesita no es trabajo de salud pública, sino una marejada o algo para exterminar totalmente a la población. Entonces pudiera ser habitable. Yo he hecho lo mejor que he podido para acelerar el proceso de exterminación matando 8 y trasplantándole cáncer a algunos otros. Esto último no ha causado muertes todavía... El asunto de considerar el bienestar de los pacientes no tiene aquí ninguna importancia - de hecho los médicos se deleitan con la tortura y el abuso de los infortunados sujetos.


Estas son las palabras en una carta escrita por el Dr. Cornelius P. Rhoads, investigador en el área de medicina.

Publico en “Peripecias…” un fragmento del escrito “¡Yo acuso!: Tortura y asesinato de don Pedro Albizu Campos” del historiador Pedro Aponte Vázquez para recordar la agenda de la Metrópoli a la hora de atacar los espacios de la afirmación nacional puertorriqueña.

Yo acuso - Tortura y asesinato de don Pedro Albizu Campos - Pedro Aponte Vázquez

La agenda colonialista en Puerto Rico requiere que la cara del gringo que ejerce el poder sobre la COLONIA no se vea tan fea, y por eso se hace servir de los llamados pitiyanquis. Estos perros falderos pretenden crear un ambiente en la COLONIA donde la cara de la Metrópoli sea invisible de manera que el coraje se dirija directamente en contra de los perros mas no contra sus amos. Nos distraemos en los enemigos del patio, mientras olvidamos los que manejan en última instancia la COLONIA.

El actual desmantelamiento de las organizaciones de apoyo social en Puerto Rico no se debe sólo al mercado neoliberal, sino a la condición económica de desamparo que impone el régimen COLONIAL. Decir que la crisis económica que pasa en Puerto Rico es la misma que sucede alrededor del mundo es una aseveración simplista, porque nuestra crisis económica surge del coloniaje y se agrava con la situación de crisis mundial.

No nos debe extrañar el actual ataque a la celebración de los XXI Juegos Centroamericanos y del Caribe en Mayagüez, empezando por el operativo para no incluir a la delegación de Cuba, y terminando por la mediocridad de los organismos del Estado para que no se transmita adecuadamente los eventos deportivos, ya que el olimpismo puertorriqueño es una expresión afirmativa de nuestra nacionalidad.

Lo otro es hundirse en las controversias de chismes del momento, que si la cantante, que si la actriz, que si el “espelto” de la radio, entre otros asuntos “light”… Esa distracción sirve para rebajar el debate al punto de olvidarnos de la verdadera controversia que es el ataque a las expresiones de afirmación nacional puertorriqueña.