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sábado, 27 de junio de 2009

La otredad del puertorriqueño: ¿Quiénes no son de aquí…? - Parte IV



Quisiera hacer una aclaración antes de continuar… Algunas personas creen que los procesos históricos se desarrollan bajo unos principios “naturales”, donde la “lógica” es el motor principal, que el proceso mental de cada individuo en un momento lo hace a su vez prisionero de sus circunstancias, y lo llevan en el colectivo a actuar de una manera, “obvia” para esa época…

En cierto sentido, ese principio de naturaleza humana puede darse, pero en el macro-mundo, el poder actúa también como tal, como un PODER, y existieron (y existen) clases dominantes que asumieron, y asumen, un protagonismo y un control sobre las sociedades, tanto ahora como en el pasado.

Algunos pensarán que esta visión pertenece a una mentalidad donde se acepta la “conspiración” como eje del análisis político. Si el “conspirar” implica el unirse contra un particular o contra un grupo, entonces acepto el término por estar relacionado a la dinámica del poder. Pero, si la utilización del término se utiliza peyorativamente para implicar que el análisis político que hago está guiado por una paranoia o un padecimiento mental, entonces lo tomo como un buche de sangre que desea ignorar los mecanismos de dominio de unas clases sociales sobre otras.

Por esto he publicado las fotos del “artista” Jack Delano para la United States Office of War Information, y en esta reflexión incluyo una foto de Santa Cruz, una isla muy cercana a Vieques y Culebras. ¿Por qué Delano retrata esta isla cercana a Vieques…? ¿Por qué la milcia de USA estaría interesada en estudiar el terreno de Santa Cruz…?; ¿para desplazar poblaciones allá…?


El Plan Drácula


La mayor cantidad de emigración de puertorriqueños hacia los USA se da bajo el gobierno de José Luis Alberto Muñoz Marín como gobernador. En el programa “La Voz del Centro”, Ángel Collado Schwarz entrevistó al Licenciado Carlos Mondríguez, en un programa que titularon “Los nexos de Luis Muñoz Marín con los Estados Unidos hasta el 1932”.

En este programa se habla acerca de la primera esposa de Muñoz, llamada Muna Lee, y se señala que trabajaba para el servicio secreto de los USA. Mario Pérez Miranda, en otra entrevista de “La Voz del Centro”, titulada “Muna Lee: Poeta, esposa de Muñoz Marín, funcionaria en Washington” abunda mucho más en esta figura de “enlace” de Muñoz con la inteligencia de USA.

Insisto en mi planteamiento: La gran emigración de puertorriqueños a USA fue parte de un plan de la Metrópoli para “aliviar” una colonia que presentaba síntomas de malestar por su estado político y económico. Con una familia dividida, una parte en el territorio colonial y otra en la Metrópoli, ¿cómo era posible construir una agenda de país…? Este era el problema que crearía la emigración. Y Muñoz Marín, como la ficha política que fue para la Metrópoli, NO estaba ajeno a muchos de esos planes.

Para algunos resultaría inconcebible una “conspiración” tal. Esta ingenuidad se debe a veces a una falta de conocimiento del carácter MILITAR de la COLONIA que es Puerto Rico.

En Puerto Rico ha habido una intervención MILITAR en el manejo poblacional, mayormente debido a las propiedades que la milicia de USA acaparó en Puerto Rico. El libro escrito por Ronald Fernández, “The disenchanted Island: Puerto Rico and the United States in the Twentieth Century”, Second Edition (1996), resalta cómo el ejército operaba en cuanto a sus planes de “organizar” la población puertorriqueña, específicamente en Vieques:


It was an unorthodox request: Not only did the entire population of Vieques have to leave their island forever but, said Secretary of Defense Robert McNamara, they also had to take their cementeries with them. In another reevaluation of Vieques’s role, the Navy planned to use the island “for overt and covert training and/or staging of U.S. and foreign forces.” That meant Vieques would be permanently closed to Puerto Rico civilians, especially those who on All Saints Day put flowers on the graves of loved ones. The secretary’s plan included digging up the corpses of dead Viequesans and (presumably) reburying them wherever McNamara and the president decided the 8,000 displaced Viequesans would live. (p. 201)

The Dracula Plan was part of the navy’s continued expansion. The stumbling block was world opinion. What would people say about Americans moving bones in order to fire missiles meant to kill people? (p. 202)



EMPIEZA TRADUCCIÓN


Se trata de una petición poco ortodoxa: no sólo la totalidad de la población de Vieques tiene que salir de su isla para siempre, pero, dijo el Secretario de Defensa Robert McNamara, también tenían que tomar sus cementerios con ellos. En otra reevaluación del papel de Vieques, la Marina tiene previsto utilizar la isla “para el entrenamiento abierto o encubierto y/o andamiaje (militar) de EE.UU. y las fuerzas extranjeras.” Ello significaría que Vieques estaría permanentemente cerrada a la población civil de Puerto Rico, especialmente a los que en el Día de los Muertos van a poner flores en las tumbas de sus seres queridos. El plan del secretario del incluía el compromiso de la exhumar los cadáveres de los viequenses (presuntamente) enterrándolos dondequiera que McNamara y el presidente decidiesen irían los 8,000 desplazados pobladores viequenses fuesen a vivir. (pág. 201)

El Plan Drácula fue parte de la continua expansión de la Marina. El escollo fue la opinión mundial. ¿Qué dirían acerca de unos estadounidenses que muven los huesos (de cadáveres) y a la vez disparan (allí) unos misiles destinados a matar personas? (pág. 202)



TERMINA TRADUCCIÓN


En una visita que yo hicera hace unos años a la Fundación Luis Muñoz Marín, en mis vacaciones de verano, conocí a una maestra que estaba haciendo una investigación para una tesis acerca de Luis Muñoz Marín. Ella trabajaba en una escuela intermedia del sureste de la Isla y estudiaba en el Centro de Estudios Avanzados.

En un momento, ella se me acercó porque me escuchó insistir en buscar una información acerca de Clara Lair, ya que en la casa museo de Doña Felisa Rincón de Gautier tenían mucho más documentación disponible que en ese lugar. La maestra, que se llamaba Evelyn Vélez Rodríguez, que estaba en una de las mesas de la Biblioteca de la Fundación, me orientó y por curiosidad le pregunté en qué trabajaba.

Me dijo que leía unas transcripciones de unas grabaciones de Luis Muñoz Marín para una reciente investigación que hacía. Ella me dijo que Muñoz tenía la costumbre de cargar con una grabadora y grababa en ella su pensar, para luego llevársela a su secretaria para que transcribiera su discursar. Recordé su apellido y le pregunté si ella era la que había escrito el libro “El Plan Drácula”, que habían comentado y reseñado en ese tiempo en un programa radial, y para mi sorpresa, ella era la esritora…

Me alegré al saber que una maestra de una escuela pública intermedia estuviese investigando historia. Me sentí orgulloso de ser maestro y de conversar con una persona tan brillante como ella.

Posteriormente adquirí su libro, cuyo título completo es “Proyecto VC: Negociaciones secretas entre Luis Muñoz Marín y la Marina, Plan Drácula”, VC se refiere a Vieques y Culebras, y pude comprender mejor las dimensiones de la intervención militar en Puerto Rico. El libro, aunque es pequeño, tiene bastante evidencia documental y fotográfica que muestra parte de las fuentes que utilizó en su tesis, de la cual está asentado su libro.

Por esto, no resulta extraño que piense que en una Isla como la nuestra, donde la milicia tuviese más de 20 propiedades, entre estas varias bases, el propio ejército estuviese relacionado con los planes de desplazamiento de la población puertorriqueña a los USA, tal como estuvo relacionado con el desplazamiento de viequenses a la isla de Santa Cruz, y por eso, las fotos de Jack Delano no eran unas simples tomas de un “artista” sino que cumplían con una misión que le encomendó la inteligencia militar, en este caso la “United States Office of War Information”.


Una de las emigraciones más grandes a nivel mundial: ¿Casualidad o causalidad…?


Antes de continuar, debemos recordar dos premisas:

1. la emigración es un fenómeno que supera históricamente el concepto de “nación”;
2. la emigración de los puertorriqueños a los USA durante el pasado siglo XX tenía características catastróficas en cuanto a cantidad de puertorriqueños que se mudaron a la Metrópoli y formó parte de un plan político y militar para “enfriar” la situación de malestar que crearon las políticas coloniales en Puerto Rico;

Habíamos dicho que en Puerto Rico, tanto bajo el régimen colonial español como en el de USA, se asumió una “otredad” para definir lo que era el ser puertorriqueño. Sin embargo, los hermanos puertorriqueños que se mudaron a los guetos de USA tuvieron que trasladar esa “otredad” a un ambiente mayormente poblado por habitantes de la Metrópoli, en nuestro caso, rodeados además por los guetos de otros sectores de emigrantes tanto de Europa como más recientemente de Latinoamérica.

Aunque no comparto algunas visiones políticas que exponen Jorge Duany y Emilio Pantojas-García en su escrito “Fifty Years of Commonwealth: The Contradictions of Free Associated Statehood in Puerto Rico”, donde tratan de expiar los mitos que ha creado el nuevo cambio de piel de la colonia con el ELA, es interesante ver algunos datos que presentan y no se pueden escapar del análisis.

Revisemos una de las tablas de las páginas 26 y 27 del referido escrito…

Table 1: Net Migration from Puerto Rico to the United States, 1900-1999


Years Number of persons
1900-1909 2,000
1910-1919 11,000
1920-1929 35,638
1930-1939 12,715
1940-1949 145,010
1950-1959 446,693
1960-1969 221,763
1970-1979 26,683
1980-1989 490,562
1990-1999 325,875
Total 1,717,969
Sources: José L. Vázquez Calzada, ‘Demographic Aspects of Migration’; U.S. Commission on Civil Rights, Puerto Ricans in the Continental United States: An Uncertain Future; Junta de Planificación de Puerto Rico, Estadísticas socioeconómicas, 1972-1989, and ‘Movimiento de pasajeros entre Puerto Rico y el exterior. Años fiscales 1990-2000’.

Desde el 1900 hasta el 1939 emigró hacia USA unos 61,353 puertorriqueños. En la siguiente década, del 1940 al 1949, la cantidad se duplicó aumentando unas 2.36 veces o dos y un tercio, la cantidad de emigrantes de los últimos 40 años…

No es casualidad que en esa época de convulsión nacionalista salieran tantos puertorriqueños de la Isla. Ese impacto de revolución y de persecusión contra la manifestación del amor a la nación puertorriqueña, lo llevó esa generación a la Metrópoli.

Tampoco es casualidad que bajo el mandato de Luis Muñoz Marín y el gobierno de Roberto Sánchez Vilella, de las dos décadas entre 1950 y 1969 haya obtenido la escandalosa cantidad de 668,456 emigrantes puertorriqueños a USA. Muñoz dominó entre el 1949 y 1964, Sánchez Vilella entre el 1965 y 1968, y ese último año de la década en 1969 lo gobernó Luis A. Ferré quien a pesar de pertenecer a otro partido, recibió ayuda directa de la Marina de los USA en los comicios de 1968. Esta cifra superaba por mucho a aquel Plan Drácula que años más tarde fuese publicado por historiadores.


¿Quiénes NO son de aquí…?

No he planteado esta pregunta con el ánimo de tener una contestación certera y completa. Mi intención ha sido presentar una complejidad en este asunto de la emigración de los puertorriqueños a USA, que incluye unos ingredientes que no aparecen en otros contextos de emigración, menos de emigración a USA donde la política hacia los habitantes de América Latina ha sido de puertas cerradas. Nuestra emigración hacia los USA fue más “controlada” en este sentido para que despobláramos la Isla y llegáramos a los designados lugares de pobreza de la Metrópoli.

El Profesor Luis A. López Rojas, autor del libro “La mafia en Puerto Rico: Las caras ocultas del desarrollo”, ha descrito esos años del Plan Teodoro Moscoso con mucha elocuencia, y explica cómo el crimen ORGANIZADO utilizó la emigración de Puerto Rico a USA como un puente para esconder sus negocios turbios. Es decir, desde las fuerzas armadas de USA, hasta la misma mafia, armaron toda una agenda para vivir y aprovecharse de la división de la familia puertorriqueña. Y esta división tenía objetivos políticos y económicos…

Antes de contestar la pregunta en la negativa, la debo contestar en la afirmativa: Son de aquí los que afirman la patria puertorriqueña, los que afirman la nación puertorriqueña, ya sea los que vivan aquí en la Isla, como los que vivan allá, en las fauces de la bestia…

jueves, 18 de junio de 2009

La otredad del puertorriqueño: ¿Quiénes no son de aquí…? - Parte III




“Patria” versus “Nación”: Otredades de la Metrópoli española y la Metrópoli anglosajona y; el ejército que dividió la nación puertorriqueña.


El evento de la emigración es un fenómeno natural desde que el ser humano es ser humano. Mientras que la “nación” es un concepto muy reciente en la historia de la humanidad, y en cierto sentido, es una construcción social, política y económica que trata de crear fronteras para acaparar recursos (“Naciones y nacionalismo desde 1780” de Eric Hobsbawm).

Antiguamente, cuando los recursos en ciertas fronteras eran escasos, entonces las poblaciones se movían de un área y si existían condiciones para la convivencia común, o sea, si los recursos eran muchos y la población cercana al recurso era poca, al igual que poca era la población lejana que se acercaba al recurso, entonces la movilización hacia otra área y la convivencia era viable.

En lo que hoy conocemos como España, convivían poblaciones judías, moras y cristianas, sin mayores conflictos… Hasta que Isabel, “la Católica”, estableció un nuevo concepto de “patria”, donde se descartaba tanto al moro como al judío… y esa convulsión social coincidió con los viajes de Cristóbal Colón al recién conocido continente americano, o la confundida “India”… No sería extraño pensar que gran parte de esa comunidad marginada en la nueva España católica, llegaría en escapada a este nuevo mapa que ampliaba la sed europea…

Lo mismo ocurrió con los USA que expandieron su territorio desde el este hacia el oeste, asumiendo una idea en su imaginario de que dicha expansión era parte de su “destino” como “nación”. Esta expansión política y económica aplastó a muchas culturas indígenas, así como la “conquista” española aplastó a muchas culturas en el “nuevo” continente americano. En este sentido, este tipo de “emigración” se manifestó de facto como una INVASIÓN…

Y aquí es que debemos distinguir el fenómeno de la emigración de los puertorriqueños a USA… La INVASIÓN de los USA a Puerto Rico creó un nuevo espacio colonial, donde enantes estaba plagado por los organismos, políticos, económicos y culturales de España. A través del tiempo, bajo el régimen español, la población mayormente de la Metrópoli fue pasando a un segundo plano, creando un nuevo sector poblacional “criollo” que poco a poco fue ignorado por la Metrópoli y en nuestro caso, a la hora de las invasiones “extranjeras” como las inglesas u holandesas, advino un protagonismo guerrerista del “criollo”, y se fue construyendo además un enclave de subsonciencia patria puertorriqueña.

El arraigo a la tierra se fue afincando desde ese podio de la defensa contra el “extraño”. Sin embargo, ¿qué intereses defendían aquellos pobladores de Puerto Rico…?; ¿los de España…? Y si España era defendida desde esta isla, ¿por qué a la hora de España enviar soldados de “allá” hacia “acá”, “aquellos” recursos eran “tímidos” y no arriesgaban sus vidas, en cuanto a números, como los de “acá”…? Esa “otredad”, se manifestó en el riesgo de la vida en las batallas contra los invasores, y en otras manifestaciones culturales, fue creando en Puerto Rico una nueva conciencia de que los de “aquí” eran distintos a los de “allá”…

Por eso, a partir de esas invasiones del siglo 18 y 19, se dice que se fue construyendo una “conciencia de PATRIA”… Este proceso de construcción cultural y nacional no se daba de un día para otro y fue entonces, cuando la patria puertorriqueña estaba en un proceso de construcción dentro del coloniaje español. En ese proceso de construcción, los USA invaden a Puerto Rico y nos toman como una nueva Metrópoli…

Anteriormente dije, “conciencia de PATRIA”, porque ese era el concepto que desarrollamos en el espacio de la colonia española. El concepto “PATRIA” tiene su raíz en el término “padre”, o “paternidad”, lo que define en el imaginario de la construcción de una agenda para el nuevo país descolonizado una pregunta, o problema, como constructo teórico-científico: ¿quién es nuestro “padre” o nuestra “PATRIA”…? o; ¿A quién le debemos la “paternidad”, para honrarla, como dicta el mandamiento: “Honrarás a padre y madre…”?; ¿a España…?; ¿o a Puerto Rico…? Algunos, para separar a los intereses políticos de España de lo intereses de Puerto Rico, le decían entonces a la Metrópoli: la “MADRE” patria, que es lo mismo que decir, “la madre del padre…”, que sería un aforismo que se refiere a la “abuela”…

Sin embargo, la nueva Metrópoli de 1898, los USA, vino a Puerto Rico con otro imaginario de país: La “NACIÓN”… Y ese término se refiere al lugar donde se NACE… Claro, el extranjero ama al lugar donde nace, y además NO nace “AQUÍ”, sino “ALLÁ”, por lo tanto, la nación del extranjero está allá, ¿y la nuestra…?

Es aquí que los nuevos colonizados asumen otro imaginario de liberación “contestatario”: si los de “allá” son una “nación” y nosotros somos distintos a ellos, entonces, nosotros somos OTRA “NACIÓN”… Nuestra nación se define de nuevo en la “otredad”… Pero esa “otredad” es muy distinta a la “otredad” que teníamos con España. Lo que somos depende en gran parte de lo que es la Metrópoli: para definirnos como “distintos”, partimos de la premisa de quién es el “otro”. En este sentido, la DEPENDENCIA colonial invade hasta la conciencia patria porque para definirnos “necesitamos” del “otro”.

No sé si sea atrevido al decir esto pero, creo que en su origen, el concepto “patria” mayormente tiene lazos con la concepción del discurso de un estado identificado con los medios de producción de estructuras económicas feudales-agrícolas y, el término “nación” está más atado a los medios de producción indistriales-capitalistas, quizás por un asunto de perspectiva temporal o histórica en cuanto a proyecto de país, según lo iban definiendo los teóricos o filósofos de la política.

La genialidad del discurso de Pedro Albizu Campos, residía en esa metamorfosis de agenda política: antes, la “PATRIA” prevalecía en el verbo de los defensores de la liberación colonial, mientras que en los 1930’s y los 1940’s, el término “NACIÓN” prevalecía en la nueva lucha anticolonial contra la nueva Metrópoli.

No es casualidad que la figura de Pedro Albizu Campos haya coincidido con la época de esa “fiebre” de emigración de puertorriqueños a la Metrópoli. La situación colonial en aquella época no aguantaba más presión y el poder político colonial NECESITABA una válvula de escape social, económica, pero más que nada, POLÍTICA.

En este sentido, la emigración de puertorriqueños a los USA era análoga a la estrategia nazi de transportar judíos en trenes hacia los guetos… pero con un grado de mayor sofisticación.

El gobierno de la Metrópoli NO estaba ajeno a la situación social del puertorriqueño. Cualquiera pensaría que alguna agencia que se dedicara al bienestar social, dentro de ese gobierno, se encargaría de documentar y estudiar la pobreza de Puerto Rico. Sin embargo, fue una división llamada “Office of War Information” quien documentó la pobreza en Puerto Rico y los lugares donde emigrarían los pobres a los USA. Tal misión de documentación fue encomendada al fotógrafo Jack Delano.

Es decir, el gobierno colonial, que estaba manejado directamente por las fuerzas armadas de los USA, sabía desde el principio de la década de los 1940's a dónde se movilizarían los sectores pobres de Puerto Rico para “acomodarlos” en su territorio, y la documentación que recopiló en sus archivos evidencian una planificación sistemática para movilizar una masa de la población puertorriqueña hacia los USA.

Pero, esa planificación militar era un evento “natural” si vemos que el gobierno de Puerto Rico estaba entregado a la milicia de USA, ya que los gobernadores pertenecían al propio ejército de la Metrópoli.

Los puertorriqueños que salieron de aquí para allá, en esa gran emigración, se llevaron en su imaginario hasta los asesinatos de nacionalistas en el 1935 bajo el manto del Coronel de la Policía de Puerto Rico, Francis E. Riggs, quien fue luego ajusticiado por otros dos nacionalistas, que lo esperaban a su salida de una misa de la Catedral.

En marzo de 1937, ocurre la Masacre de Ponce, donde la policía asesina a 21 manifestantes nacionalistas desarmados, y a algunos transeúntes, incluyendo a una niña de 7 años, y además hieren a unas 200 personas, en un tiroteo que duró unos 15 minutos. Esa masacre fue avalada por el gobernador norteamericano de Puerto Rico, Blanton Winship, quien fuera sacado del cargo en el 1939 después que el congresista de USA, Vito Marcantonio, le formuló cargos en Nueva York.

Su sucesor en el puesto es otro militar norteamericano llamado William D. Leahy, quien se encargó entonces de armar un plan para calmar los ánimos de lucha política en Puerto Rico. Es aquí donde el Partido Popular Democrático (P.P.D.) empieza a tomar un protagonismo en la política, y es bajo Luis Muñoz Marín que se da gran parte de la emigración de los puertorriqueños a USA.

Juan González, el autor del libro “Harvest of Empire: A History of Latinos in America”, fue entrevistado por Amy Goodman para Democracy Now, junto a Juan Manuel García Passalacqua, el 22 de marzo de 2007, con motivo de la conmemoración de la “Masacre de Ponce”, también conocida como la “Masacre del Domingo de Ramos”, por haberse celebrado el primer día de la Semana Santa, aquel 21 de marzo de 1937, 50 años antes de la entrevista. González leyó una parte del libro:

After the Palm Sunday Massacre, hysteria and near civil war swept the island. Nationalists were hunted and arrested on sight. Some headed for exile in New York City or Havana. Graciela, our family’s only Nationalist Party member, decided that nothing could be won by fighting the Americans. With Albizu [Campos] in jail and the Nationalist ranks decimated, she abandoned the party.” And, of course, within a few years, most of my family then came to the United States.


Esa violencia en la defensa de la nación puertorriqueña, con un jefe de la policía de la Metrópoli que pertenecía a la milicia de USA, y de gobernadores militares, fue la que llevaba gran parte de los emigrantes puertorriqueños a los USA, de los años 1930’s 1940’s y 1950’s. Las estructuras políticas de la colonia estaban llenas de burócratas y militares norteamericanos, y el gobierno de Luis Muñoz Marín y su P.P.D. facilitó una “transición” para cambiarle la cara a la colonia.

Es decir, los puertorriqueños emigrantes de aquellos años 1930’s y 1940’s se llevaron en su imagen de Puerto Rico a los USA, un país gobernado POR MILITARES desde el 1898, donde la enseñanza en un pueblo de habla hispana se brindaba en el idioma inglés, para aterrizar, o desembarcar, en la Metrópoli que era regida por un gobierno civil. Pero, el puertorriqueño que llega allí en esas condiciones, se da cuenta en su llegada, que aquel gobierno “civil”, no aceptaba en su espacio a los civiles puertorriqueños y que el primer espacio de poder que tenía que luchar era el racial, en frente de los yanquis blancos, pero también en frente de los italianos, o de los negros, que se agrupaban a su vez en sus distintos guetos.

Algunas personas piensan que a la llegada de los norteamericanos en 1898 se instituyeron unos organismos gubernamentales guiados por la ideología democrática. Pero la realidad era que la colonia era manejada directamente por el ejército desde el puesto de gobernador y fue la lucha de los nacionalistas la que despertó en el entorno social esa confrontación, que a la larga fue acallada con una infraestructura colonial con un gobierno civil, donde los puertorriqueños serían los que acapararían los puestos de mando, para manejarle la colonia a los USA.

La transición del puertorriqueño de la Isla a USA de esa época, se dió en un contexto de un gobierno militar colonial en la Isla a otro de gobierno civil en el “inland” de la Metrópoli. En la Isla, en la colonia con el gobierno militar de USA, el puertorriqueño era un extraño en su propia tierra, era el “otro”; mientras que allá, en los guetos de USA, el puertorriqueño pasó a ser también “otro”.

Antes, bajo el domino español, los puertorriqueños debatían cuál era la “patria”. Luego, las condiciones de la colonia bajo el régimen de USA se tornaron insoportables a partir de la pobreza generalizada y como “remedio” al lío sesgaron la población de tal manera que en la Isla, los puertorriqueños debatirían la “nación” en unos términos distintos a los puertorriqueños que emigraron a USA. No debemos olvidar que esta movilización, más que un proceso de búsqueda de oportunidades, por su masividad, fue armado a partir de los organismos gubernamentales de la Metrópoli, y este nuevo ingrediente, que NO tienen otros movimientos poblacionales, atan inevitablemente el nudo de la definición de la “nación”, con una soga de dos extremos: la conciencia de los puertorriqueños de la Isla con la conciencia de los puertorriqueños emigrantes en USA.

Todavía nos falta una cuarta parte en esta reflexión que carga con la constante pregunta: ¿Cómo se define la “nación puertorriqueña” en estas circunstancias...? Allí trataremos si el asunto del idioma y la “raza” es uno relacionado a la “definición de nación puertorriqueña”…

Mientras tanto, presentamos una canción dedicada a los eventos del ajusticiamiento de Francis E. Riggs, escrita y cantada por Roy Brown…

martes, 16 de junio de 2009

La otredad del puertorriqueño: ¿Quiénes no son de aquí…? - Parte II



Debido a una controversia en dos Blogs hermanos, uno de aquí, en Puerto Rico, y otro de allá, en los USA, decidí comenzar una serie de reflexiones dirigidas al fenómeno de la emigración de los puertorriqueños a los USA.

Reflexiono desde una perspectiva muy limitada, tratando de ponerme en el lugar histórico de un evento catastrófico sin precedentes: el sangrado de la mitad de la población puertorriqueña desde el contexto de una colonia hacia las fauces de la bestia...

En la primera parte presenté ligeramente el aspecto cultural como parte del imaginario que se llevaron los de aquí hacia allá. Reconozco que el puertorriqueño, en esa gran emigración del pasado siglo XX hacia los USA, se llevó en su imaginario mucho más que sus canciones, específicamente una imagen en su subconciente de la lucha política colonial de la época. Pero, antes de tocar ese punto, tenemos que referirnos al evento histórico que yo llamo “catastrófico”: la emmigración de la mitad del país hacia la Metrópoli. Utilizo el término “catastrófico” para acentuar que frente a otras circunstancias similares, este caso no tiene precedentes a nivel mundial en cuanto al movimiento demográfico. Y la gran pregunta que trataremos de contestar luego de la referencia histórica que haremos en este espacio: ¿Cómo se define la “nación puertorriqueña” en estas circunstancias...?


Una cita histórica…


Antes de abundar acerca de esta controversia, citaré una parte del libro de José Manuel García Leduc, “Apuntes para una breve historia de Puerto Rico: Desde la prehistoria hasta 1898”, pp. 29-31, Isla Negra Editores. No pretendo decir que este es en su totalidad un libro “fiel” a la historia, a ver qué significa “fidelidad” en el caso de los libros de historia que para eso tenemos a una Ivonne Acosta para discutir acerca de este asunto…

La cita de García Leduc se reduce a un asunto que se ignora en gran parte de la población de Puerto Rico: a partir de la gran emigración de los puertorriqueños a los USA, la historia de Puerto Rico se ha sesgado y con ello la comprensión de la “otredad”. La génesis de esta emigración fue político-económica y sirvió como válvula de escape a un malestar generalizado en una época donde prevaleció la ebullición de una confrontación de fuerzas de liberación puertorriqueña en contra de la Metrópoli.

Esta gran emigración sirvió como una válvula de escape para enfriar la convulsión creada por gobernadores militares de los USA en Puerto Rico, y como parte de la fabricación de la mítica etiqueta de “éxito” que tiene esa nueva etapa colonial bajo el régimen conocido como el Estado Libre Asociado (ELA).

Esboza García Leduc:

La población de Puerto Rico era de 3 millones 522 mil (3,522,000) habitantes de acuerdo al censo realizado en 1990. Se estima que la población debió incrementar a 3 millones 700 mil (3,700,000) en 1995. El área urbana mayor es la de San Juan con cerca de 500 mil habitantes; mientras que Ponce, Mayagüez, Bayamón, Carolina y Caguas son las otras áreas urbanas principales con 100 mil o más habitantes respectivamente. La trayectoria histórica de la población de Puerto Rico a partir de la dominación española y después de la rápida decadencia de la población indígena, manifestó el siguiente patrón: reducción en el siglo XVI; estancamiento en el siglo XVII; lento crecimiento hasta las décadas finales del siglo XVIII; rápido crecimiento en las décadas finales del siglo XVIII; y de crecimiento desde el siglo XIX hasta el presnte. En 1899 la población de la Isla se aproximaba al millón de habitantes (953,243 habitantes); o sea, que la población se ha multiplicado más de tres (3) veces, por lo menos, durante el siglo XX.
Estas cifras no toman en consideración la emigración de miles de puertorriqueños al extranjero, sobre todo, a los Estados Unidos. El demógrafo Jorge Duany señala que: “Puerto Rico tiene el dudoso privilegio de poseer una de las tasas más altas de emigración en el mundo. En 1990, casi el 44 por ciento de la población de origen puertorriqueño vivía en los Estados Unidos: 2.7 millones de personas, comparadas con 3,5 millones en la Isla. Ningún otro país, con excepción de Irlanda en el siglo XIX, ha sostenido un flujo de emigrantes tan masivo y prolongado en la historia reciente.” (Duany, 1997, p. 7) En otras palabras, que bajo cualquiera consideración la emigración es uno de los fenómenos sociales más relevantes en la historia de Puerto Rico durante el siglo XX. La emigración se inició a principios del siglo pero fue más numerosa a partir de los 1940 y sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial (cerca de 1939-1945) debido a la decadencia de la industria azucarera- basada en los monopolios latifundistas, principalmente, de capital foráneo.
La mayor parte de esa emigración se dirigió, originalmente, al nordeste industrial de Estados Unidos a las provincias (estados) de New York, New Jersey, Pennsylavania, Connecticut, Massachussetts, Illinois y Ohio, principalmente; pero en años recientes se ha dirigido, cada vez más, a otras provincias (estados) como Florida, California y Texas. Una mención especial merece la emigración de puertorriqueños de las islas-municipios de Vieques y Culebras a las Isla Vírgenes- colonias de los Estados Unidos-, sobre todo, a la isla de Santa Cruz. Esta emigración se dio debido a la apropiación forzosa- expropiación- de la mayoría de las tierras de ambas islas-municipios por la Marina de Guerra de los Estados Unidos durante y después de la Segunda Guerra Mundial. El cuerpo castrense estadounidense ya se vio forzado a salir de Culebras y actualmente el pueblo puertorriqueño- unido, posiblemente, como nunca antes- reclama su salida inmediata de Vieques.
La emigración estacional fue otra manifestación importante de la emigración puertorriqueña debido a que constituyó un componente básico de las estrategias económicas desarrollistas implantadas en Puerto Rico con la hegemonía política de Luis Muñoz Marín y el Partido Popular Democrático (P.P.D.) a partir de los 1940. Esta fue, básicamente, una estrategia para conjurar artificialmente el crónico desempleo que entonces existía en la Isla. La emigración estacional consistía en en el “movimiento anual de grandes contingentes de trabajadores puertorriqueños a las fincas de Estados Unidos durantes las épocas de siembra y de cosecha de ciertos productos agrícolas.” El gobierno de Puerto Rico hasta organizó un Negociado de Empleo y Migración para encargarse de la emigración estacional anual de miles de trabajadores agrícolas puertorriqueños que durante ciertos meses del año iban a los Estados Unidos a trabajar y después regresaban a sus hogares a Puerto Rico. Si bien es cierto que miles de trabajadores puertorriqueños levantaron sus familias participando de la emigración estacional, no es menos cierto que fueron sometidos, frecuentemente, a condiciones inhumanas de trabajo y las inseguridades de empleo asociadas a ésta. (Nieves Falcón, 1987, pp. 9-17)
En 1960 se inició un reflujo migratorio con el regreso de algunos de los que habían emigrado en las décadas anteriores a la Isla. No obstante, los puertorriqueños (o sus descendientes) en los Estados Unidos eran más de 2 millones 500 mil (2,500,00) en el 1990. El hecho apunta a un fenómeno más complejo que es el movimiento bidireccional de puertorriqueños entre Puerto Rico y Estados Unidos. Jorge Duany señala al respecto que: “En la segunda mitad del siglo XX, este tráfico bidireccional ha adquirido dimensiones extraordinarias en la medida en que una alta proporción de personas se desplaza entre ambos territorios sin intenciones de residir permanentemente en ninguno de ellos. Sin exagerar el monto de este flujo pendular, es previsible un aumento en el número de puertorriqueños que se percibe y comporta como conmuters, es decir, como pasajeros de ida y vuelta en la famosa “guagua aérea” de Luis Rafael Sánchez. (Duany, 1997, p. 26)


La complejidad de la emigración del puertorriqueño a los USA se debe mirar desde el lente político de una COLONIA que padece por su condición y es desangrada para llevar parte de su alma a los guetos de USA.

En este sentido, los puertorriqueños de “acá” debemos ver a los de “allá” con una compasión y un mejor entendimiento. La “nación” puertorriqueña se tuvo que ver obligada a definirse en dos espacios…

La jueza Sonia Sotomayor, quien es el motivo para que esta discusión de la emigración aparezca en este Blog, es parte de ese complejo contexto histórico de la “otredad” del puertorriqueño. Somos “otro” aquí en la Isla, y somos “otro” allá, en las fauces de la bestia…

No hemos terminado… Esta reflexión todavía continuará…

Mientras el hacha va y viene, observen este reportaje de un avión que llevaría más rápido a los puertorriqueños a Nueva York: negocio redondo…

lunes, 15 de junio de 2009

La otredad del puertorriqueño: ¿Quiénes no son de aquí…? - Parte I

El imaginario que se llevaron los de aquí hacia allá…



Hace unas dos semanas leí una controversia acerca de la nominación del presidente de USA para que se nombre a la jueza Sonia Sotomayor como una de las juezas en el Tribunal Supremo de USA, en dos Blogs que reviso constantemente: “Coloquiando con Don Segundo y Doña Bianca” y, “Poder 5”. Había prometido abundar en este Blog acerca de la controversia allí expuesta. Sin embargo, lo haré a partir de unas premisas que no se consideraron en la controversia debido a que el espacio de los comentarios es muy corto.

Sigo creyendo que somos una colonia de los USA, y que la Metrópoli, al mantener este régimen, mantiene al puertorriqueño en una condición de ilegalidad frente a las otras naciones del mundo. Sin embargo, también creo que todas las naciones del mundo tienen sectores sociales que no gozan de la justicia del Estado, y que en el interior de cada nación existen muchas razones por las cuales esos sectores tienen que luchar.

Por otro lado, el fenómeno de la emigración de los puertorriqueños a los USA no tiene precedentes en la historia mundial, ya que implicó la “mudanza” de prácticamente la mitad de la población de la colonia hacia la Metrópoli. Por esto, ESA emigración no fue una simple “mudanza” sino que desgarró parte de nuestra conciencia colectiva para llevarla a lo que yo me he referido como “las fauces de la Bestia”… Los puertorriqueños no fueron llevados a los USA como unos simples individuos sino como una COLECTIVIDAD SOCIAL, como un grupo, como un “racimo” con su “mancha de plátano”…

Mientras aquí, en Puerto Rico, cantábamos la canción “Esos no son de aquí” de Rafael Hernández como un himno de identidad, allá, en los USA, nuestros hermanos la cantaban como un vínculo de identidad cultural que los identificaba con su puertorriqueñidad, frente al embate racista de aquella nación.

Ayer, como en otros años, los puertorriqueños se tiraron a las calles de Nueva York a celebrar su puertorriqueñidad. En un principio, esta marcha, o parada, se asumía como una confrontación ante el discrimen, pero más que una protesta, se asumía como una CELEBRACIÓN. La cantidad de personas que asisten a esta parada ha crecido si la comparamos con las primeras: Nuestros hermanos de “allá”, han tomado las calles mucho antes que nosotros “acá”…

Esta reflexión es muy larga y por esto la he dividido en varias partes. Mientras tanto, recordemos parte del imaginario que muchos puertorriqueños se llevaron a los USA con la música de Rafael Hernández:



Esos no son de aquí
de Rafael Hernández


Para los americanos,
América es lo mejor.
También dicen los cubanos,
Cubita bella es la flor.
Cada cual con su derecho,
y yo con el mio también.
Lo mejor que Dios ha hecho
es mi linda Borinquen.
Lo mejor que Dios ha hecho
es mi linda Borinquen.

Los que dicen "yes my dear",
Esos no son de aqui.
Los que dicen “ba'bería”,
Esos no son de aquí.
Los que dicen “guajirito”
Esos no son de aquí,
Y los que dicen “jibarito”,
Esos si, esos si.

La canción de la paloma,
Esa no es de aquí.
El son de la chambelona,
Ese no es de aquí.
Y la cumbia panameña,
Esa no es de aquí.
Y la danza borinqueña,
Esa si, esa si.

Los que dicen “ándale”,
Esos no son de aquí.
Los que dicen "chiao che",
Esos no son de aquí.
Los que dicen “ay manito”,
Esos no son de aquí.
Los que dicen “ay bendito”,
Esos si, esos si.

Los que comen con ají,
Esos no son de aquí.
Los que toman Daiqurí,
Esos no son de aquí.
Los que comen tamalitos,
Esos no son de aquí.
Y los que comen cuchiflitos,
Esos si, esos si.