¿Alguien ha visto estos anuncios regañones que al final dicen esta frase: ¿“ Qué nos pasa Puerto Rico”?...? Uno de estos primeros anuncios, después de decir que las personas insultan a los viejitos, recuerdan a la madre de los insultantes…
Parte de esta estrategia mediática, más que levantar un alto a las cosas malas que pasan en un país, intenta levantar un dedo acusador en el pueblo evitando así hablar de los pecados del Estado y sus clases privilegiadas.
¿Quiénes hablan de los próximos desplazados…? ¿En cuáles anuncios de publicidad se menciona a los gobiernos en Puerto Rico que imponen impuestos a los trabajadores y desempleados y eximen de tributos a los grandes empresarios con sus “INCENTIVOS INDUSTRIALES”…? ¿En cuáles anuncios de “conciencia pública” se habla de la escalada neoliberal en contra de los trabajadores, los desplazados o los pobres?
“¿Qué nos pasa Puerto Rico…?”; dirán algunos…
Pero, ya alguien, un poeta-cantante llamado Piero, quien compuso aquella famosa canción que Danny Rivera popularizó aquí en Puerto Rico y titulada “Mi viejo”, ese Piero dice haberse sentado allá, en su Argentina, aquella de coroneles y generales que gobernaban su tierra, y desde la silla de ese bar vió pasar a Buenos Aires, “Las cosas que pasan…”:
Que lindo es sentarse
en la puerta de un bar,
y ver a Buenos Aires
pasar y pasar....
Pasa un cartero en bicicleta
con un telegrama color violeta,
un patrullero de la policia
que busca un choro hace quince dias.
Pasa el lechero con cara de nada
vendiendo leche contaminada,
un escribano se vió encerrado
tirandole besos a un abogado.
Pasa un político con paso corto
añorando el congreso con aire absorto,
pasa un vampiro buscando una Mina
pero lo violan pasando la esquina.
Pasa el verdugo con su picana
y al tiempo que pasa me mira con ganas,
pasan dos tuercas comiendo picadas
se cruza una vieja y la hacen pomada.
Pasan los taxis y los colectivos,
las secretarias del Ejecutivo,
un jubilado tangodeante,
Jorge Luis Borges, la niña y su amante.
Los siete locos, los contrabandistas,
los buenos hombres, los masoquistas,
las prostitutas y sus pianistas,
las curanderas y sus analistas.
Pasa una niña de mil apellidos,
vendiendo celosa los desposeídos,
pasa una banda de criminales,
en sus hermosas motos policiales.
Pasa un Mercedes con chapa extranjera,
llevando la amante de un tipo cualquiera…
pasa un Mercedes con chapa oficial
llevando la amante de un general.
Pasan oscuros los empleados,
clavándole el codo al tipo de al lado,
pasan oscuros los tipos de al lado
clavándole el codo a los desocupados.
Pasan corriendo los estudiantes
porque los persiguen los vigilantes,
pasan corriendo los vigilantes
porque los persiguen los estudiantes.
Pasa un obrero en alpargatas
con veinte pesos que es toda su plata,
pasa el Ministro de Economía
le dice: ¡Mijito no hay más plusvalía…!
Pasan los locos, pasan los cuerdos,
si no les das corte, te dan con el fierro,
una señora con traje escotado,
un cura la sigue y cae en pecado.
Pasan los hombres con aire de muerte,
pasan llorando su triste suerte,
paso yo mismo y me veo sentado
mirando la gente que pasa a mi lado.
Pasa la guardia del Presidente,
los sables al aire todos dementes,
pasa la historia de nuestra nación,
siglo tras siglo sin solución.
Pasan los gatos, pasan los perros,
pasan los vivos, pasan los muertos,
pasan corriendo, pasan zumbando,
pasa el silencio, pasa gritando.,
Pasa el país y el continente,
pasa mi vida estupidamente,
y yo sigo aqui sentado en un bar,
viendo a Buenos Aires pasar y pasar.
Si yo me sentase en otro bar de San Juan, ¿vería lo mismo que Piero…?
jueves, 23 de abril de 2009
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2 comentarios:
Posiblemente...
Pero no podemos sentarnos a mirar las cosas pasar...
Hay que decirlas, cantarlas, denunciarlas, gritarlas, teatralizarlas, escribirlas.
Para que un día podamos ver cosas diferentes.
Muy bueno el tema de Piero.
Siluz:
Piero se confiesa en esa multitud cuando canta:
“paso yo mismo y me veo sentado / mirando la gente que pasa a mi lado.
pasa el silencio, pasa gritando.
pasa mi vida estupidamente, / y yo sigo aqui sentado en un bar, / viendo a Buenos Aires pasar y pasar…”
La misión del cantante es ser una voz. Ese es su talento, su carisma… Para llevar esa voz a una acción masiva se necesita primero invadir la sensibilidad de las masas.
Pero al final, es como tú dices, que también es un principio evangélico: “No todo el que dice “¡Señor, Señor!” entrará en el reino de los cielos” o, “Por sus frutos los conoceréis.” o “Tuve hambre y me diste de comer…”
Es verdad, no podemos quedarnos sentados, ni aún cuando escribamos en los Blogs, porque después, cuando nos paramos de la silla de la computadora, nos espera ese mundo que pasa…
Gracias, Siluz, por tu visita y comentarios que refrescan la dureza de este Blog, como toda palabra femenina y feminista, que sabe más de sutilezas que la masculina nuestra, sin que tengan que renunciar al deber y lo justo. Por eso te tengo en mi lista de Blogs, y a Myrisa, y a Ivonne, y a Bianca (con Segundo que no se le quita del lado como fiel pareja bloguera)…
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