martes, 5 de enero de 2010

El pudor de mi madre ante Sandro, y un poema erótico...

Para mi madre, que ha sido muy conservadora toda su vida, el ir sola a un cine no era lo más adecuado para una dama, y menos casada. Así que cuando le interesaba ver una película, nos llevababa a uno de nosotros, sus hijos, al teatro Oller en Bayamón. Además ese teatro era de mayor “reputación” que el “Carmen” donde ella decía que iba toda la titerería de Bayamón.

Recordaba el pudor de mi madre cuando leía la noticia de la muerte de Sandro, porque era ese pudor el que la llevaba a ver sus películas con alguno de nosotros, sus hijos, que eran unas novelas de hora y media. Pero no eran sólo novelas de cine, como las de “Corín Tellado”, sino que además intercalaban la música del cantante como una plataforma de venta de sus discos. Así, me vi “obligado” a ver a Sandro y lo aceptaba con gusto porque era una salida extraña de casa y a la vez disfrutaba aquella música, y a aquel galán que era de los poquitos que lloraban mientras cantaban, porque en las películas de la generación de mis padres, prevalecía aquellos machos del cine mejicano, con sus grandes sombreros y pistolas en las cinturas…

A mi madre le gustaba más ese hombre sensible que sabía llorar… Bueno, eso he creído hasta ahora, que al repasar esos videos de Sandro, observo que también, además de su sensibilidad, interpretaba sus canciones movidas con un análogo movimiento de caderas, que enloquecía a las mujeres, pero mi madre permanecía calladita al observarlo, y jamás pensaría que le agradaría esos movimientos de cadera… ella insistía en ir al Oller en aquellas tandas de la tarde de los sábados, porque sólo vería la sensibilidad del hombre lloroso, mas no los movimientos eróticos de cadera… ¿Mi madre…? ¡JAMÁS…! Ella debía ser algo así como la Virgen María…

Ayer, escuchaba a Jorge Rivera Nieves, en el noticiero de Telemundo, cuando reseñaba la noticia de la muerte de Sandro e insistía en el movimiento erótico de las caderas de Sandro… Entonces me pregunté, ¿sería el pudor lo que llevaba a mi madre a ser fanática de Sandro…? Nunca se lo he preguntado, y creo que si se lo pregunto, por pudor, me daría una bofetada en la cara, por eso de mantener el trono materno…

Bueno, aquí una de mis favoritas de Sandro, “Trigal”, que para mí es un poema al bello púbico de la mujer, en este caso de una mujer rubia…





Cuando era joven jamás entendí la metáfora en esta canción, porque fuimos criados en la inocencia y en el pudor. Pero, crecemos... Le agradezco a mi madre esa crianza porque ahora entiendo que ese pudor lo guardó para nuestra infancia...


Posdata...

Una de las virtudes de Sandro fue replantearse una imagen distinta de modelo del hombre en el cine frente a los machos mejicanos, y entre esas “virtudes” sus labios porque a mí me decían cuando joven “el Bembóm”, por aquello de la canción de Bobby Capó que interpretaba Maelo, hasta que una muchacha rubia, cubana, y compañera del salón se me sentaba detrás de mi pupitre para susurrarme: "Sandro, que labios hermosos tienes..." A Pilar, mi abrazo dondequiera que esté...